La
mañana calurosa nos acogió con agrado. La primera subida la realizamos en coche hasta el primer abrevadero que está
junto al carril. Allí, rodeados de ovejas, dejamos el coche para
emprender la subida a pie. Entre hormigón y lentiscos
decidimos abandonar el carril para coger un atajo por un camino de
herradura de gran desnivel. Una vez llegados al puerto salimos de nuevo al carril y nos detuvimos
para fotografar el paisaje, sobre todo las vistas del camino
zigzagueante que conduce a los Llanos de Líbar. Continuamos subiendo, hormigón en algunos puntos, pasando por lugares desde
donde se podían observar las vaguadas más húmedas de las últimas
estribaciones de la Sierra de Líbar. Uno de nuestros intereses estaba
en hacer buenas fotos de la imponente Salamdre, que aparecía
ante nosotros como una gran mole caliza inexpugnable.
Más tarde llegamos a una pequeña explanada desde donde emprenderíamos
la subida al pico por la Vaguada del Cura. En nuestro discurrir por tan
umbrío camino, pudimos observar la repoblación de pinsapos que hace
tiempo
se llevó a cabo en el lugar. Para nuestro agrado, pudimos ver cómo
algunos ejemplares gozaban de buena salud, alcanzando un porte
respetable. La subida, de pendiente fuerte, nos llevó hasta una zona
poblada de cojines de monja y piedras, desde donde ya se podía observar
la silueta de un hermoso cedro. Nos dirigimos hacia él para afrontar
los últmos metros hasta el vértice geodésico que indicaba el punto más
alto.
En la cima descansamos antes de afrontar el camino de regreso, no sin antes
recrearnos con las espectaculares vistas que aparecían ante nuestos
ojos: Llanos de Líbar, Salamadre, Sierra del Palo, Peñón del Berrueco...
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Una parada para hacer unas fotos. |
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Camino zigzagueante a los Llanos de Líbar. |
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Peñón del Berrueco visto desde el Pico de los Pinos. |
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Llanos de Líbar. |
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Sierra del Palo. |
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Salamadre. |
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Perfil de la ruta. |
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